25 ago Creando un portafolio de ilustración: parte II
Una vez nos hemos informado sobre el mundo de la ilustración y sobre el sector al que nos queremos dirigir, toca curar el contenido de nuestro portafolio. Y es entonces cuando nos asaltan las primeras dudas: ¿qué incluyo? ¿Qué cantidad de imágenes pongo de cada cosa? ¿Hago un portafolio digital o en papel? ¿Añado textos?
Muchos de estos factores dependerán del sector al que te enfoques, por ejemplo:
- Si quieres dedicarte al sector editorial deberías tener un portafolio digital y uno físico, (si tienes algún trabajo publicado es mejor que lo lleves también) ya que cuanto más terminado esté lo que presentemos al editor más fácil le haremos el tomar la decisión de si le interesa nuestro trabajo.
- Si te dedicas a la ilustración para medios digitales (por ejemplo, apps) será mejor que tengas un portafolio digital.
- Si quieres enfocarte a la ilustración para producto, no está de más incluir mock-ups (haré un post sobre eso más adelante) o maquetas de cómo quedará la ilustración en el producto.
La idea es que presentes tu trabajo en el formato en el que se va a reproducir y que quede lo más terminado posible. Míralo desde el punto de vista del cliente y piensa si va a entender tu portafolio y si le va a ser útil para decidir si quiere contratar tus servicios.
Sobre la cantidad de imágenes no hay nada establecido, pero sí una norma de oro: es mejor la calidad que la cantidad. Es mejor poner pocas ilustraciones que destaquen y sean realmente buenas que poner muchas mediocres o con las que no te identificas, lo habitual es entre 10 y 15. Bonus tip: ¡haz series! Hacer diversas ilustraciones sobre un mismo tema (por ejemplo, varias cubiertas de libro para una colección o diseños para botellas de zumo de distintos sabores), eso demostrará que tienes un estilo consistente y sabes plasmarlo en varias ilustraciones de conjunto.
Por último y para facilitarte el trabajo, ¡organízate! Es importante que a la hora de preparar o actualizar tu portafolio puedas acceder fácilmente a las imágenes que vas a incluir. Es por eso que te hará la vida mucho más sencilla el tener un sistema de carpetas bien ordenado (por año, por cliente, por sector…) en tu ordenador. En mi caso lo tengo por año y por cliente. Otra cosa que hago es, una vez terminada, exportar la ilustración en varios formatos: en CMYK en alta resolución para imprimir y para el portafolio en papel, en RGB en alta resolución para el portafolio digital y en RGB en media/baja resolución para colgar en mi web o en redes sociales (y en un formato que se adapte a las mismas). También nombro los archivos para que sea fácil distinguirlos. Así, cuando voy a buscar la imagen para cualquier uso no tengo que volver a abrirla y redimensionar; es más eficiente.
Con toda esta información es hora de elegir qué proyectos añadiremos en el portafolio, cuántas imágenes por proyecto, si lo haremos digital, físico o ambos, qué formato y tamaño y qué número de páginas aproximado tendrá y también de ordenar los archivos para tenerlos listos a la hora de maquetar.
Y eso es todo por hoy, ¿qué dudas te han surgido a la hora de empezar a maquetar tu portafolio? ¿Te cuesta mantenerlo actualizado? ¡Cuéntame todo sobre ello en los comentarios y en mis redes sociales! Puedes encontrarme en Instagram , Twitter y LinkedIn ✨
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